Tengo 23 años.
Acabo de salir de la facultad.
Me conservo más o menos bien.
No tengo entradas, ni arrugas, ni un sobrepeso excesivo.
No llevo gafas, ni barba, ni nada que pueda enmascarar mi rostro.
No llevo nunca corbata, ni atuendo uniformante, y a pesar de que me gusta llevar camisas largas por fuera, la mayoría de días voy con camisetas de todo tipo y pantalones con miríadas de bolsillos.
Leo cómics, algo que para la inmensa mayoría sigue siendo una cosa de críos, y los leo en el metro, en el bus, en casa, en el curro...
Entonces... ¡¿POR QUÉ COÑO A LA GENTE DE 18 A 20 AÑOS LE DA POR LLAMARME "SEÑOR"?!
A ver si Marta va a tener razón y me estoy haciendo mayor demasiado rápido... Creo que tendré que volver a jugar a rol.
PD: Mañana empieza el Xº Salón del Manga de Barcelona, estaré currando allí, pero como a una sola persona se le ocurra llamarme señor o tratarme de usted, le arranco la cabeza para que experimente mi ardor juvenil en sus carnes.
Hay una serie de lesiones que producen dolor sólo con pensarlo, males estereotipados cuya mera mención me pone los pelos como escarpias y me llena de angustia. A saber:
-Ser enterrado vivo
-Pillarse un huevo con la tapa de un piano
-Que te metan agujas bajo las uñas
-Infectarse con gas VX
-Desgarrarse los alvéolos nasales
Y muchos otros...
Desde hace una semana, un nuevo dolor se ha unido a la lista:
-Ver El Bosque, de M. Night Shyamalan
Dale a abrir para saber el por qué, pero cuidado, contiene Spoilers muy gordos sobre la peli.
La peli es increíblemente deshonesta: nos la venden como peli de terror, cuando no deja de ser un relato de amor con toques fantásticos (que al final no son tales).
Joaquin Phoenix interpreta con acertada tranquilidad a un sauce llorón: triste, impasible, inamovible, inexpresivo... El recurso que funcionó en El Sexto Sentido y El Protegido (obras maestras a mi entender), en Señales aburre, y aquí ya es directamente despreciable y repetitivo.
La ciega, más que ciega es Daredevil. Tardé diez minutos en darme cuenta de que no ve un pimiento. Acojonante lo que hace esta mujer a pesar de ser invidente
Las situaciones son tan forzadas que Shyamalan obliga a sus personajes a tomar decisiones estúpidas e incoherentes para seguir la trama:
Enviemos a mi hija a cruzar el bosque maldito, que es ciega y nunca ha estado más allá del pueblo, a ver si se pierde, en lugar de ir yo que me conozco el camino de puta madre.
Mi hijo ha muerto por que no me ha dado la gana de recorrer un camino perfectamente seguro.
Tenemos los trajes de monstruo en la cabaña a la que no debemos ir patético recurso, por Diox- pero también guardamos un traje de emergencia en la cabaña donde encerramos al loco, a ver si lo encuentra y flipa.
Y así unas cuantas más.
Teniendo un escenario amplio, inquietante y luminoso, con grandes posibilidades para el uso de la profundidad de campo, Shyamalan se limita a primeros planos y a un uso nefasto de la cámara al hombro en escenas estáticas donde no hace sino molestar. Ah, y no hablo del ritmo de la película simplemente porque es inexistente.
Bueno, y mención especial al final: todo es mentira. Pero no sólo lo de los monstruos, ¡sino también la fecha! No estamos en el 1895, sino en el 2004, y los únicos que lo saben son los del consejo del pueblo, artífices de una genial idea que no se aguanta por ningún lado: los monstruos son sólo un engaño paras evitar que la gente salga del pueblo, un pueblo fundado por gente con malas experiencias en la vida moderna que decide retirarse del mundo moderno, arrastrando a sus familias. Lo peor es que el pueblo está en un parque natural, y sólo altas influencias que incluso evitan que los aviones sobrevuelen el parque- les permiten mantenerse aparte del mundo. Es un final del estilo ¡tachaaaan, era todo un sueño!. Patético y rebuscado, digno de un mal cómic Marvel.
Por desgracia todo esto eclipsa completamente algunos puntos positivos del film, como la dirección artística y el papel de Adrien Brody, que quedan diluídos en un mar de despropósitos y malas decisiones.
Me fui de la peli 10 min. antes de los créditos, incapaz de soportar unos diálogos tan chorras que me siento incapaz de reírme de ellos. Me pareció tan mala y tan deshonesta que me puse muy furioso y realmente tuve la impresión de que me habían timado. Seguramente la ha dirigido el Hermano Malvado de M. Night Shyamalan, algo que tiene bastante más sentido que toda la peli en sí, basada exclusivamente en la falta de ideas del director, productor y guionista que sobreexplota una fórmula que, aunque le dio buenos resultados en sus dos primeras películas, ya está agotada. Creo que le enviaré un par de entradas para que vea Mar Adentro...
Esta caricatura es obra del genial Pablo Trigo, autor del fanzine Desoul, en homenaje a la única persona a la que se ha visto obligado a dar la razón... jie jie jie.
Lo de la Tía May viene por una acalorada discusión sobre el Trouble, y en la vida real no me parezco tanto a Clark Kent, palabra.
Estos días estoy leyendo cronológicamente todo PvP, una genial e-tira diaria de Scott Kurtz. Entre mil risas y guiños freaks he encontrado estas 4 tiras en las que no he podido evitar ver reflejada punto a punto la actitud de un servidor y Lilith el día en que vimos el primer capítulo de esa maravilla llamada Firefly. Disfrutadlas.
Recuerdo aquel viejo cuento de Cortazar, la Casa Tomada, en el que una pareja debe ir abandonando paulatinamente las estancias de su espaciosa casa por que "algo" la está invadiendo, hasta el punto en que deben abandonar la casa, cerrarla y tirar la llave.
Cortazar no revela en ningún momento que o quién toma la casa, sólo nos muestra la angustia de la pareja al sentirse invadida. Pues bien, mi casa está siendo tomada, cada día con más sigilo y rapidez. Baldosa a baldosa, estantería a estantería, pared a pared... Todo desaparece bajo la presencia de un ser que hasta ahora había convivido alegremente conmigo y que se ha convertido en una auténtica amenaza para mi espacio vital.
Pero, a diferencia de Cortazar, yo si que puedo decir que ente me está invadiendo... el papel.
Papel impreso, a 4 tintas o a una sola. En mil formatos; desde comic-books de 24 Págs. a libros de 1500. Ningún centímetro cuadrado está a salvo de esta voraz especie compuesta en su mayor parte por cómics, pero no exenta de juegos, novelas y libros teóricos.
Nada más entrar, en el recibidor me observa una pila de tomos USA que no encuentran hogar en las ya sobrecargadas estanterías. Mi cama está repleta de comic-books no clasificados que, en cuanto el sueño se apodera de mí, pasan al suelo, para regresar al colchón por la mañana, ya que si no no tengo espacio para ponerme de pie. Sobre la mesa del estudio se libra desde hace meses una batalla a muerte entre el mouse y las Bibliotecas Marvel, que ahora reciben refuerzos de las excelentes Bibliotecas Grandes del Cómic: E.C., y las estanterías de toda mi casa empiezan a ceder al peso y a la presión. Sus crujidos y lamentos de madera son un recordatorio constante de lo poco que les falta a algunas para ceder.
La pila de cómics varios que preside el suelo del estudio me llega ya a la cintura, amenazando mi hegemonía vertical. Me da la impresión que voy a acabar como Stephen King en el relato La Solitaria Muerte de Jordy Verrill de la película Creepshow (1982). Las caras de Green Arrow, Spider-Man, Brent Sienna y muchos otros parecen seguirme con la mirada. Cada día que pasa, la alfombra de papel ocupa más espacio. Cada día parece más grande. Cada día parece más...viva.
No me extrañaría que algún día empiece a hablar y, cual Audrey hecha de elementos post-vegetales, quiera dominar mi vida -y luego el mundo-.
La pila de papel impreso aprenderá en progresión geométrica. Tomó conciencia de sí misma a las 2 y 14 del martes 5 de octubre del 2005. H., aterrado, intentará ordenarla...
(PD: No, no acepto como solución el donativo de parte del problema a terceros.)