Hoy otro amigo lo ha conseguido. Ha llegado en el punto en el que por fin tiene algo que nadie le puede quitar. Tiene un título.
Es agradable ver como una persona que había dado incluso por perdidos sus estudios se ha reenganchado y ha conseguido terminar algo que realmente le gusta. Porque es ahora, tras acabar la carrera, que me doy cuenta de lo importante que han sido estos años, y de los decisivos que resultaran durante el resto de mi vida.
No trabajo en el mercado que estudié, pero esos conocimientos no me los quita nadie, y muchos de ellos los aplico día a día. Además, no cuentan sólo los datos empíricos que pueda haber aprendido, sino que es mucho más valioso el saber como he asimilado esos datos: a través de la reflexión, el buen juicio y la razón. Esto es aplicable a cualquier campo del pensamiento humano, de hecho son conceptos inherentes al mismo. Se puede tener capacidad de reflexión, buen juicio y razonamiento sin hacer módulos o carreras, pero hay que pasar por un proceso de autoaprendizaje en el que es muy normal perderse o equivocarse. Y en este caso nadie te corrige. Estudiar no es empollar datos sin sentido, sino razonar el por qué de estos datos, descubrir tu espíritu crítico y, llegado el momento, refutar estos datos si fuera necesario.
Por eso ahora me da pena la gente que deja los estudios por vagancia o simplemente porque no es lo suyo... Todo el mundo ha aprendido a andar, a escribir, a leer, a ir en bicicleta: aprender es algo que viene incluido con la condición humana, al igual que muchos otros conceptos. Simplemente hay que encontrar lo que más pasión nos despierta y encaminarnos hacia ahí. La vagancia y el camino fácil son duros enemigos. Yo pensé en dejarlo, y ahora me doy cuenta de lo equivocado que estaba. Independientemente de planes de estudio o de la situación política de la enseñanza, aprender nunca es negativo. Hay gente que, por causas sociales o económicas no puede estudiar. Es algo que me produce una pena enorme, pero cuando veo a gente con posibilidades dejando los estudios simplemente por vagancia, se me parte el alma, o más bien les partiría la suya por inconscientes. Supongo que trabajar y ganar 600 en un mes es muy atractivo para alguien de 16 años sin muchas responsabilidades, pero tener 30 y no poseer las herramientas necesarias para ganar más de 600 al mes es triste, muy triste.
Mi padre me repitió esto durante años. Sólo ahora puedo darle la razón.
Amen a eso hermano, amen a eso.
Escrito por Adrik a las 3 de Junio 2004 a las 01:31 AM