10 de Noviembre 2003

Don't let Glam Die

Hoy me he sorprendido escuchando dos discos que llevaban bastante tiempo pillando polvo en mi estantería. Uno de ellos es el famoso The Rise & Fall of Ziggy Stardust del gran David Bowie, y el otro es Mechanical Animals, de Marilyn Manson. La verdad, como gran seguidor del glam, creo que no se puede encontrar dos obras más interesantes que estas. En el primero Bowie asienta las bases de las lentejuelas y la purpurina que salpicaron parte de los 70, y que hoy en día algunos echamos mucho de menos, más que nada por que no nacimos a tiempo de vivirlo.

Lo curioso es ver como ambos discos recurren a la misma temática, pero el de Bowie es ingenuo, casi pueril, de una época en la que el espacio era visto cómo la última frontera, una época anterior al Challenger, una época en que la mayoría de los chutes de LSD y otras drogas llevaban al viajero a un mundo de estrellas sin peligros ni miedos (la letra de Space Oddity lo dice todo). En cambio, 20 años después, Marilyn Manson retoma el tema del espacio pero con un significado muy distinto: de soledad, de fracaso, de muerte y desesperación. De vacío.

Las drogas, mentadas de manera muy superficial en Ziggy Stardust, son objeto de varias canciones del Mechanical. Incluso dos de ellas las hacen aparecer en el título (I Don't Like The Drugs (but the Drugs Like Me) y The Dope Show), declarando el papel que juegan en una estética que ha evolucionado hacia una vertiente más oscura, pero que sigue manteniendo la androginia y la libertad sexual como punto central.

A veces me pregunto como una persona como yo, monógamo, fielmente enamorado y nada extremista en el vestir, puede sentir tanta fascinación por esta estética. Quizás es por el anonimato buscado en el extremismo, quizás es por una cobardía inconsciente. Sin embargo, lo más seguro es que sea porque el Glam fuera de los focos y las cámaras se torna en algo inevitablemente patético, porque requiere ese distanciamiento que, del mismo modo que las estrellas que inspiraron a Bowie en Starman, mantiene un misterio y una adoración que se hace añicos una vez tocas el objeto de deseo. Afortunadamente algunos mantienen esa pequeña llama viva con estilo y conciencia, adaptándola y reinventándola, gente como Brian Molko y su banda, Placebo, a los que debemos agradecer que el Glam no haya muerto aún.

Escrito por H. a las 10 de Noviembre 2003 a las 10:42 PM
Comentarios

¿Placebo? ¿Placebo?

De que me sonarán...

Y tienes razón, no entiendo como es que no te gustan La Oreja de Van Gogh, Los Planetas y cosas así, ¡si en realidad eres rosita! :P
(bueno, vale, el de la piel rosa, soy yo, pero eso no cuenta ^^)

Escrito por Jamfris a las 11 de Noviembre 2003 a las 12:23 AM

¿Si yo soy Rosita, tu que eres? ¿Chicho Terremoto?

Escrito por H. a las 11 de Noviembre 2003 a las 01:10 AM

¡Tres puntos colega! xDDD
(a ver cuando consigo ver tus braguitas! xDDD)

Escrito por Jamfris a las 11 de Noviembre 2003 a las 01:41 AM

Para que necesitarás tu asistir al curso ese de crítica, genial el post!
y bueno ya sabes aplicate lo que me dices tu a mi con lo de la estética darkie ;P

Escrito por rita a las 11 de Noviembre 2003 a las 05:15 PM

¿"monógamo, fielmente enamorado y nada extremista en el vestir"?

Usted tiene cara de gustarle Amaral...

Escrito por Adrián a las 11 de Noviembre 2003 a las 05:59 PM

Pues sí, me gusta Amaral, es la alumna más aventajada de Enrique Bunbury, uno de los pocos genios musicales de este país junto a Julián de Siniestro Total. ¿Algún problema?

Escrito por H. a las 11 de Noviembre 2003 a las 06:39 PM

Sí. Que si te sigues tomando estas gracietas inofensivas con ese genial sentido del humor, preveo incontables visitas...

Escrito por Adrián a las 12 de Noviembre 2003 a las 09:08 PM
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